Martes 12 de mayo de 2020
Homilía del día
Comienza la despedida de Jesús y al final del capítulo 14, él cierra la conversación diciendo: "¡Levántense! ¡Vámonos de aquí!" (Jn 14,31). Pero es curioso que en vez de salir de la sala e irse, Jesús sigue hablando por otros tres capítulos: (15, 16 y 17).
Les deja el don de la Paz. Jesús comunica su paz a los discípulos. La misma paz se dará después de la resurrección (Jn 20,19). Esta paz es más una expresión de manifestación del Padre, de la que Jesús había hablado antes (Jn 14,21). La paz de Jesús es la fuente de gozo que él nos comunica. La paz es distinta a la paz Romana, que garantizaba la desigualdad institucionalizada entre ciudadanos romanos y esclavos. Esta no es la paz del Reino de Dios. La Paz que Jesús comunica es lo que en el AT llama Shalôm. Es la organización completa de toda la vida alrededor de los valores de justicia, fraternidad, igualdad y equidad.
Luego, Jesús sigue hablando que vuelve al Padre para poder volver enseguida entre nosotros. Subiendo hacia el Padre, él volverá a través del Espíritu que nos enviará ( Jn 20,22). Sin el retorno al Padre, no podrá estar con nosotros a través de su Espíritu.
“Levántense, vámonos de aquí”. Son las últimas palabras de Jesús, expresión de su decisión de ser obediente al Padre y revelar su amor y la comunicación del Espíritu Santo que les va a clarificar todo lo relacionado con el Misterio Pascual de Jesucristo y la nueva manera de la presencia de Jesús entre los suyos.
Un desafío que tenemos hoy es construir la paz, que se funda en valores como son la Verdad, la Bondad, la Belleza. Ahora si se quiere la paz desde la verdad, pero sin Bondad, Belleza, Justicia, creo que es puro fundamentalismo.
Puede preguntarme: ¿Cómo contribuyo en la construcción de paz en mi familia y en mi comunidad, en ambientes laborales, en las relaciones humanas?
Fraternalmente,
