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HOMILÍA DEL DÍA, Jueves 13 de Agosto- Por P. David Halm

P. David Halm

Jueves 13 de agosto de 2020

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Esta historia del rey y los dos servidores en deuda es tan vívida que nos choca inmediatamente el punto de Jesús. Recuerdo aún como niñito pensaba "que injusto que el servidor perdonado por mucha deuda le demanda a su par quien tiene deuda mucho menos". Obviamente es la idea chocarnos. Lo encontramos muy injusto. Pero nos reconocemos en la postura de ambos servidores, especialmente el primero que han recibido un perdón enorme y no perdonamos siempre a nuestros pares.

Nos damos cuenta de que nuestro Padre celestial nos han perdonado por el sacrificio de Jesucristo en cruz y su resurrección. También nos perdona en cada confesión sacramental. Nos ofrece la absolución en cada Misa cuando el cura dice "Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna". Además, el Señor nos limpia de nuestros pecados cuando recibimos la Eucaristía. Como el Papa Francisco nos recuerda: "la Eucaristía no es un premio para los perfectos sino un generoso remedio para los débiles".

Pero la parábola que escuchamos en el evangelio de hoy nos pregunta "¿como tratamos a nuestro prójimo después de recibir ese perdón y absolución? ¿Rehusamos ese mismo perdón a alguien en nuestra familia o trabajo? ¿Prefiero mantener mi enojo y que ellos me paguen su deuda?" Puede ser una reflexión muy oportuna e importante hoy, mis hermanos en Cristo. Les ofrezcamos a esas personas el perdón desde nuestro corazón. Es lo que hacemos porque somos discípulos perdonados del Señor Jesús.

Fr. David Halm

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