Jueves 29 de marzo de 2018
“En el ingreso de las casas estaban los esclavos que lavaban los pies. Era un trabajo de esclavos pero era un servicio, hecho por los esclavos. Jesús quiso hacer este servicio para darnos un ejemplo de cómo nosotros tenemos que servirnos los unos a los otros”: fueron palabras del Papa Francisco en la homilía celebrada en la Cárcel Regina Coeli de Roma.
Es este día entrañable para el pueblo cristiano, en que se da inicio al Triduo Pascual en la Misa vespertina con la conmemoración de la Última Cena de Nuestro Señor Jesucristo, el Romano Pontífice se dirigió a la Cárcel de Regina Coeli de la ciudad de Roma para celebrar la Santa Misa y cumplir el rito del lavatorio de los pies, tal como hizo Jesús con los doce apóstoles.
La visita, de carácter privado, vio en primer lugar al Santo Padre encontrar a los detenidos enfermos. Sucesivamente se dirigió para celebrar la Santa Misa en la “Rotonda”, mismo lugar que viera por primera vez un pontífice el 26 de diciembre de 1958: era San Juan XXIII, con un encuentro que quedó grabado en la memoria histórica y en el corazón de la Iglesia. Tras los pasos de su predecesor, Papa Pablo VI visitó la misma cárcel en 1964, y treinta y seis años más tarde, Papa Juan Pablo II, ya anciano, lo hizo durante el gran jubileo del año 2000.
En la Misa de conmemoración de la institución de la Santa Eucaristía, en la que Nuestro Señor Jesucristo realizara la gran lección de humildad y de servicio lavando los pies a sus apóstoles, y constituyéndolos sacerdotes mediadores de Su Palabra, Sus sacramentos y de Su salvación, el Obispo de Roma lavó los pies a doce personas, doce detenidos, cumpliendo de esta forma el “mandato” de Cristo de estar al servicio de los hermanos.
Los detenidos elegidos para el rito del lavatorio de los pies provienen de siete países: cuatro italianos, dos filipinos, dos marroquíes, un moldavo, un colombiano, un nigeriano, y uno de Sierra León, ocho de ellos de religión católica, un ortodoxo, un budista y dos musulmanes.
Como recuerdo de su visita, el Papa deja como don el altar sobre el que celebró la Misa in Coena Domini, una obra en bronce del escultor Fiorenzo Bacci de Porcia, que fuera donada al Santo Padre durante la Audiencia general del 12 de noviembre de 2016.
La Misa in Coena Domini en el Centro Penitenciario Regina Coeli, sucede a las presididas por el Santo Padre en la cárcel de Paliano en 2017, en C.A.R.A. de Castel Novo de Porto en 2016, en la cárcel de Rebibbia en 2015, en la Fundación Don Gnocchi en 2014 y en la Cárcel de menores de Casal del Marmo.