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La Iglesia de Nicaragua continúa con su rol de mediadora en el diálogo Nacional

Mientras que una exhortación al Estado partió de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y de la Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones unidas para que cese la estigmatización contra las personas defensoras de derechos humanos. Estigmatización que, aseguran "puede incentivar la violencia en contra de las personas en razón de sus opiniones”

Miércoles 11 de julio de 2018

"Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua hemos decidido hoy (10 de julio) seguir prestando el servicio que el gobierno nos pidió como mediadores y testigos del Diálogo Nacional. Con el mismo entusiasmo y la misma entrega. Próximamente llamaremos a las sesiones plenarias": con estas palabras, enviadas a la Agencia Fides, Mons. Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de Managua, anunció que su rol de mediadores en el Diálogo Nacional no se detiene.

Diversas réplicas tras la agresión sufrida el nueve de julio por el Nuncio Apostólico en Nicaragua, Mons. Sommertag, el Arzobispo de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes y el Obispo Auxiliar, Mons. Silvio Báez, durante su visita pastoral en el departamento de Carazo, por parte de las turbas que – tal expresó mons. Báez – se presentaron “enardecidas”, e hicieron irrupción en la Basílica San Sebastián en Diriamba, donde se encontraban un grupo de personas que habían buscado refugio allí, tras las violencias de los últimos días.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenaron enérgicamente los graves hechos de violencia ocurridos en diferentes zonas de Nicaragua este fin de semana, que habrían dejado alrededor de 20 personas fallecidas y decenas de heridos.

Asimismo, sendas cartas de solidaridad con el pueblo y la Iglesia de Nicaragua han enviado las Conferencias Episcopales de Argentina y México, Panamá y Costa Rica. Esta última instó a la comunidad internacional a colaborar con la solución a este conflicto, para que se encuentre el camino que lleve a la paz. Además de expresar su solidaridad y cercanía a los obispos que fueron agredidos en el ejercicio de su ministerio pastoral, también la Iglesia de México se unió al “llamado a la comunidad internacional” para colaborar en la solución de este conflicto, y para “que se encuentre pronto el camino que lleva a la paz”. La Conferencia Episcopal de Panamá por su parte se refirió a la “agresión irracional” como “una prueba de la ausencia de escucha del clamor del pueblo, que demanda de sus autoridades un país democrático, en el que pensar distinto al otro no sea causa de persecución y represión”. Mientras que los obispos argentinos manifestaron su “profunda comunión por el fiel testimonio evangélico ante la agresión padecida como pastores mientras llevaban el consuelo y la fortaleza de la fe a sacerdotes y fieles víctimas de la violencia” e invitaron a los habitantes de su país “ a acompañar el sufrimiento de los nicaragüenses”.

La CIDH y la Oficina Regional del Alto Comisionado, además de condenar también la estigmatización y persecución de personas defensoras de derechos humanos y otros actores en el proceso de Diálogo Nacional, recuerda al gobierno sus obligaciones internacionales de garantizar la seguridad, el derecho a la vida y el ejercicio de los derechos humanos de toda la población y reitera su llamado al desmantelamiento urgente de los elementos armados pro-gubernamentales.

“La CIDH y la Oficina Regional del Alto Comisionado rechazan enfáticamente asimismo las agresiones sufridas por varios integrantes de la Iglesia Católica en Diriamba el día de ayer, donde un número de sacerdotes – incluyendo el Nuncio Apostólico, el Cardenal y el Obispo Auxiliar de Managua – fueron agredidos por al menos 100 personas, quienes le profirieron insultos, amenazas y golpes. Varios periodistas presentes también sufrieron agresiones, incluyendo golpes y robo de su equipo”, escriben, y ponen en guardia sobre la “campaña de estigmatización” que sufre la Iglesia católica, por su trabajo de protección a la integridad física de las personas manifestantes y por su fundamental rol en la mediación del Diálogo Nacional”.

“Exhortamos al Estado a que se abstenga de hacer declaraciones públicas que estigmaticen a actores que defienden los derechos humanos y otros que integran el proceso de Diálogo Nacional. Esta estigmatización –aseguraron- puede incentivar la violencia en contra de las personas en razón de sus opiniones”.

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