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HOMILÍA DEL DÍA, Martes 18 de Agosto- Por Fr. Isauro Covili

Por Fr. Isauro Covili

Martes 18 de agosto de 2020

El evangelio de hoy es la continuación inmediata al texto de ayer, (Mateo 19, 16-22). Trae el comentario de Jesús respecto de la reacción del joven rico. Jesús reivindica una idea de los profetas: la riqueza puede ser un enorme obstáculo en el camino hacia el reino. El joven rico le parece que es demasiado lo que tiene que dejar para entrar al discipulado de Jesús, porque era muy rico. Seguramente esperaba otra cosa de Jesús.

Jesús comenta la decisión del joven y dice: "Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos". Dos observaciones respecto de esta afirmación de Jesús: 1) El proverbio del camello y del ojo de la aguja se usaba para decir que una cosa era imposible, humanamente hablando. 2) La expresión "que un rico entre en el Reino" no se trata, en primer lugar de la entrada en el cielo, después de la muerte, sino de la entrada en la comunidad alrededor de Jesús y de las comunidades a las que le escribe el evangelista. A los ricos les cuesta entrar y sentirse en casa en las comunidades que tratan de vivir el evangelio según las exigencias de Jesús y que tratan de abrirse a los pobres, a los migrantes y a los excluidos de la sociedad.

Cuando Jesús llamó a sus discípulos, hicieron exactamente lo que Jesús había pedido al joven: lo dejaron todo y se fueron detrás de Jesús (Mt 4,20.22). Y sin embargo se quedaron espantados con la afirmación de Jesús sobre lo difícil que un rico tiene de entrar en el Reino de Dios. Queda claro que aunque ellos lo han vivido no han comprendido aún del todo la respuesta de Jesús al joven rico: "Anda, vende todo, dalo a los pobres y ven y sígueme!" Pues, si lo hubiesen entendido, no se hubieran quedado extrañados ante la exigencia de Jesús. Cuando la riqueza o el deseo de riqueza ocupan el corazón y la mirada, no consigue percibir el sentido de la vida y del evangelio. Sólo Dios puede ayudar y el texto también lo dice: "Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible".

Pienso que les cuesta comprender los alcances de la llamada, porque a pesar de la generosidad tan bonita del abandono de todo, mantenían los discípulos la anterior mentalidad. Abandonaron todo para recibir algo en cambio. No habían entendido aún el sentido del servicio y de la gratuidad. Esto mismo vale para nosotros. Es la misma exigencia de Jesús para quien le siga, pero a veces somos muy interesados en la relación con Jesús. Intentamos hacer tratos, te sigo pero tu que me das... etc. Somos hijos del tiempo, muy del mercado.

San Francisco y santa Clara de Asís, que lo dejaron todo, que supieron vivir en radicalidad evangélica el llamado y seguimiento de Jesús Pobre y Crucificado alienten nuestras vidas y Comunidades para saber descubrir la gratuidad del servicio al Reino de Jesús. Sin desprendimiento no hay seguimiento de Jesús. Cuando se descubre el Tesoro del Reino la persona está dispuesta a dejarlo todo para conquistar lo descubierto y lo mejor de todo, es que tal hallazgo siempre da una alegría que se comparte. A diferencia del tener , poseer y dominar, que da tristeza (Mateo 19,22).

En este tiempo de pandemia, de nuevos aprendizajes, nuevas reflexiones, puedo pensar y rezar que estoy dispuesto a dejar, desprenderme y dar a los pobres en este tiempo para seguir mejor a Jesús en comunidad cristiana, para ser misionero del Reino. La exigencia de Jesús pasa por cosas materiales, pero también por estructuras mentales, ideas fijas, costumbres....etc. Que puedo dejar, desapropiarme para liberarme y liberar.

Fraternalmente, Fr. Isauro Covili.

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